martes, febrero 13

Reflexiones

Estoy tranquila porque Albert pudo perdonar mi nota estúpida, y también porque me reiteró su amistad. Pero me da rabia no haberle dicho que yo también me enamoré de él y que deseo corresponderle. No sé por qué me cuesta trabajo decirlo, si nunca he tenido problemas para hablar con él.

La Señorita Pony me mira con sospecha. Yo no me atrevo a explicarle lo que siento por Albert, mucho menos contarle lo que ocurrió aquél día en la colina. Hoy, mientras lavábamos los platos después de la cena, me preguntó sobre mis sentimientos por Albert. No supe qué decirle, salvo que éramos buenos amigos.

- Candy, ¿crees que no me doy cuenta de lo mucho que te molestó que no viniera a verte con Archie y Annie?¿Que no sé que ayer fuiste a buscarlo a primera hora y que él te trajo de regreso?

- ¡Pero yo sólo quería pedirle perdón por enviarle una nota de reproche!

La Señorita Pony suspiró y negó con la cabeza.

-Hiciste bien en disculparte. Pero Candy, hay algo más que quiero que tengas en cuenta. Cuando supe que el Señor. William Andrew deseaba adoptarte, yo ignoraba su edad. Si hubiera sabido que era tan joven no lo habría permitido, Candy, pues no es normal que haya tan poca diferencia de edad entre ustedes. ¿No se te ha ocurrido pensar que él teme por su reputación? Si no viene a verte con frecuencia puede ser que no desea darle a la gente motivo de chismes. ¿Se te ha ocurrido lo que podría decir la gente, sabiendo que adoptó a una muchacha apenas ocho años menor que él, si después se sospecha que está involucrado sentimentalmente con ella?

-A Albert nunca le preocupó el qué dirán, Señorita Pony. ¿Por qué habría de importarle ahora?

- Porque ahora todos saben quién es y se siente observado. Me parece que hiciste bien en venir a vivir con nosotras. Piensa que si son buenos amigos, no debe importarte que casi nunca se vean.

Esas eran palabras muy duras, pero admito que no lo había visto así. Me pareció que era una exageración, aunque es cierto que Albert es muy joven y los socios y accionistas dudan de su capacidad. Lo mejor para él sería, en estos momentos, evitar escándalos en su vida privada.

Pero tengo la certeza de que él desea ser más que mi amigo, y yo deseo corresponderle. ¿Qué me importa lo que pueda decir la gente?

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