Hoy había un paquete para mí. Al ver el remitente creí estar soñando: ¡Era de Albert! Me envió un vestido muy lindo, con una nota despreocupada deseándome suerte y diciendo que pronto nos veremos... Pobre Albert, recuerdo lo poco que le interesaban mis vestidos, y cómo se disgustó conmigo cuando estuve pidiéndole opiniones sobre ellos. Eso hace que este regalo sea todavía más valioso para mí.
El vestido es precioso y, por lo que puedo ver, muy caro. Quisiera que Albert dejara de hacerme regalos costosos. ¿No entiende que lo que yo necesito es su compañía? Aún así, confieso que este invierno he sentido un poco de consuelo al arroparme con el abrigo que él me regaló.
El paquete no tiene la dirección del remitente, sólo sé que proviene de Rockstown. Pude ver en el mapa que Rockstown no está muy lejos y que es un pueblo muy pequeño. Si voy allá, no debe ser difícil dar con Albert o con alguien que lo haya visto.
Albert... cómo te echo de menos. Tienes razón, nos veremos muy pronto. Mañana mismo le pediré permiso al Dr Martin para ir a Rockstown a buscarte.