Querido Albert:
No puedo creer que no hayas tenido 
las agallas los pantalones para venir en persona. Leí tu carta, y tras 
mucho meditar pensarlo un poco, creo que lo mejor es que 
no nos volvamos a ver sigamos como hasta ahora, como 
pupila y tutor dos 
buenos amigos.
Albert:
Empecé otra carta muy enojada contigo. Pero no creas que 
estoy enojada por lo ocurrido en la colina sigo enojada. Es que cuando esperaba verte no viniste. En cambio, mandaste esa carta, en la que dices que me quieres pero que no deseas que te corresponda. ¿Quién 
carambas te entiende? Si de verdad me quisieras no estarías tan resignado a ser sólo mi amigo.
Albert:
Por más que lo intento, no logro escribirte una carta sin enojarme. Y es que fue una gran decepción para mí el que no vinieras a verme y que me mandaras una simple carta. Si tenía ganas de verte, Albert, es porque yo también 
te quiero siento algo por ti  necesito aclarar lo que nos pasa y sólo viéndote a los ojos podré saber si podremos ser amigos de nuevo, 
o quizás algo más.
Es inútil. Por más que quiero escribirle una carta a Albert no logro nada coherente.
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario