martes, febrero 27

El pasado amoroso de Albert

Hoy he estado pensando mucho en Albert, y los motivos que pudo tener para darle mis datos a James Cuthbert. Algo me dice que desea olvidarse de mí.

Cuando Albert me contó por primera vez de Mae y de su venida a Chicago, no me sentí particularmente molesta, excepto que noté su nerviosismo al preguntarle por el novio de ella. Ahora me arrepiento de haber confirmado su noviazgo con ella el Domingo pasado. No tenía por qué interrogar a Albert, al fin y al cabo, él no es de andar preguntando ni metiéndose en la vida de otros. El sabe escuchar, pero no es metiche, lo que es muy diferente. A pesar de todo, me confortaba su énfasis en que Mae ya no era más que su amiga.

Pero cuando la ví, cuando ví cómo se saludaron, cómo se llevan, la complicidad que existe entre ellos, me asaltó la duda que ya casi es certeza de que siguen queriéndose. Y eso me hace hervir la sangre de coraje.

Me hace sentir mal tanto pensar en el romance que tuvieron como el reconocer que mi reacción es totalmente irracional e injusta. ¿Con qué derecho reprocharle el haber tenido una novia? De hecho, aunque no nos llamáramos de "novios", yo misma tuve dos grandes romances. Estuve profundamente enamorada de Anthony y luego de Terry.

Anthony me abrazó, me dio un beso en la mejilla... y apenas tenía yo doce y trece años. Terry me besó. Robado o no, me dió un beso. No un besito. Un beso de enamorados, en la boca. Y me abrazó con fuerza en el triste día que nos dijimos adiós, en las escaleras.

Albert nunca me preguntó si Anthony o Terry me habían besado o qué. Fui yo quien le contó todo porque sentía confiaza con él. En cambio él no me dio detalles de su noviazgo con Mae. Quiero saberlo todo. Y sin embargo no quiero saber nada.

Todavía recuerdo lo que se sentía estar enamorada, las mariposas en el estómago, ver a la persona querida hasta en la sopa... y cómo el más ligero contacto físico hacía que mi corazón batiera como loco.

El beso de Terry fue un beso robado que en realidad me molestó en su momento. Fue algo tan rápido que ni recuerdo cómo se sintió. Pero sí recuerdo las cosquillas que me daban en el estómago al sólo pensar que él se sintiera tan atraído por mí como para hacer eso.

Y cuando pienso en Albert enamorado o sintiendo o haciendo esas cosas... ¡el corazón me da un vuelco! ¡Me dan ganas de llorar!

Sé que lo que pienso y digo no tiene sentido. Albert es bastante mayor que yo. ¡Claro que debe de haber tenido más de una novia! ¡Al menos debe haber estado enamorado de alguien alguna vez! ¡Tiene que haber suspirado por alguien, besado a alguien... !Aaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡No soporto ni la idea!

Creo que me malacostumbré. Mientras yo le contaba de mis enamorados, él escuchaba pero nunca contaba de sus cosas, de sus historias. Me acostumbré a ser el centro de su atención, la única mujer, aparte de su querida hermana, de quien hablaba.

¡Qué estúpida! ¡Qué orgullosa soy! ¡Me creía la única mujer de su vida! Sin siquiera detenerme a pensarlo, pero sea como amiga, hermana, pupila, enamorada, lo que fuera... siempre pensé que era *la* mujer en la vidad de Albert ... todavía me siento como tal y todavía me creo con el derecho de reclamarlo como "mío", ahora que veo que él pudo y puede tener un vínculo tan o más estrecho que el que tiene conmigo con otra mujer.

Albert no siempre fue "mío", ni lo es, ni tiene por qué serlo. Pero no puedo asimilar esa idea. Podría llegar a aceptar que él no estuviera tan enamorado de mí como esa carta parecía indicar y que quedásemos como amigos ... pero la posibilidad, en cambio, de que se enamore de otra y de que sea por lo que fuere, otra mujer ocupe igual o más espacio en su corazón que yo me da ganas de........ ni sé de qué.

Hoy me vino a la mente la imagen de Mae y él abrazados, como se abrazaron al encontrarse en el parque, pero todos los días... y contándose su vida todos los días... y me sentí fatal. Tanto que la Señora Pony se dio cuenta y me preguntó si me sentía yo bien.

Soy un manojo de nervios, me impaciento por todo y uno de estos días la Hermana María se cansará, y por más que ya sea una señorita, me pondrá en penitencia como a cualquiera de los niños.


Por Elena

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se me hace muy romantico como escibes Elena, pero ya publica más hace meses que no lo haces crei siempre en mi mente que algun dia se quedaria con Terry pero ahora al leer y releer lo escrito me gustaria saber el final.

Saludos Yolanda Andrade