Ahora que Albert no está, caigo en la cuenta de lo mucho que me había acostumbrado a su presencia. Es horrible llegar a casa y que no haya nadie esperándome. Nunca antes había vivido sola. El frío del invierno me pone más triste. Fue en el invierno del año pasado cuando Terry y yo terminamos. Y ahora, en cuanto llegó el invierno, Albert se fue. A veces en la calle me parece haberlo visto, pero siempre se trata de otra persona. Los abrigos los hacen ver a todos iguales. Comienzo a odiar el invierno.
Debí darme cuenta de que esto sucedería. Albert ya no era el de siempre. Seguía siendo una persona alegre, pero ahora estaba muy lejano a mí, siempre ocupado y misterioso. ¿Dónde estará ahora? Quisiera verlo y pedirle que regresara conmigo, que me explicara qué estuvo haciendo todo este tiempo. Me rehuso a creer que fuera algo malo. Albert es incapaz de una mala acción. Siempre ha sido una persona justa, amable y sobretodo, comprensiva. Desde que yo era niña ha sido así: cuando algo me hacía sufrir, cuando todo parecía inútil, él aparecía y me daba consuelo y esperanzas. Pero ahora no estoy segura de volverlo a ver, y tengo mucho miedo.
2 comentarios:
sigan con ambas historias son excelentes por favor chicas un abrazo
continuen las historias por fa
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